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Hélène Yousse, Paris 1966
1986-94 Estudia Historia del Arte y Bellas Artes en Francia.1994 Obtiene el DNSEP (Diploma Nacional Superior de Expresión Plástica).Desde 1994 Hélène Yousse vive y trabaja en el Alt Empordà (Girona), España.
El Trabajo de Hélène Yousse se caracteriza, y cada vez mas, por haber escogido la figura humana como piedra angular de una narración “sin secuencia”. Lo que pretendo señalar es difícil de entender si nunca se ha penetrado en alguno de los espacios repletos de figuras de esta joven creadora. Es difícil por paradójico, por inusual también. Desde la aparición del cine parece imposible que las figuras y sus grupos (incluso en pintura y escultura) existan fuera de los guiones, de las historias secuenciales. Aunque estamos ya en plena era de lo no secuencial, de las topografías pluridimensionales, sigue resultando insólito que las figuras inicien textos, sugieran ambientes relacionales e indiquen intenciones para finalmente no decir, no hacer, no tomar direcciones, no concretar, en definitiva la semántica de gesto recién apuntado.
Es algo paradójico, pero lógico al mismo tiempo. Y contemporáneo. Porque si Hélène Yousse hubiera caído en la trampa de poner sus personajes “en guión” hace tiempo ya que se hubiera quedado precisamente en el linde de los escenográfico y en el espacio de lo meramente anecdótico. Es el mismo que decir que una frontera muy sutil y muy débil separa las figuras de Yousse de los simples figurines o maniquís, y que tal frontera tiene que ver sobre la descontextualización de los ambientes que crea.
Cada vez me sorprende más la manera en que los individuos despiertos e inquietos de una nueva generación se apropian sin necesitad de estudio en el sentido tradicional ni discurso racional alguno, de los mejores logros de las generaciones anteriores. Una especie de filtración de la cultura a la que algunos sujetos son fascinantemente permeables. Tal es el caso de Hélène Yousse, que ha integrado en su trabajo no solamente la escultura de Segal, o las escenografías de Tadeusz Kantor, sino también y seguramente de forma mucho mas inconsciente, otros matices relativamente lejanos del mundo de la creación visual: la desesperación de los personajes de Pirandello a la búsqueda de un contexto, la falta de orientación direccional de los de Ionesco, la topografía pluridimensional de las coreografías de Pina Bausch (recordemos solamente su versión del Barbazul de Bela Bartok) o del desorden de los espacios Merz de un Kurt Scwitters. De todo ellos hay algo en la obra de Hélène Yousse, incluso si las referencias no son estrictamente univocas. El cruce de objetos simbólicos, la gestualidad contradictoria de figuras contiguas, los múltiples contextos y sobre todo la falta de linearidad contribuyen a producir esta extraña sensación de narraciones despedazadas, de flash back permanente, de gránulos de historias sin ninguna línea secuencial clara, sin historia y sin conclusión, sobre todo sin conclusión.
Hace poco mas que tres años que Hélène Yousse inició esta estrategia en la que ha adquirido con el tiempo maestría. Entonces, en su instalación “Partir” en la Nave Coclea de Camallera, unos personajes voluntariamente desmaterializados en lo carnal (apenas estructuras de tela metálica y estopa) recuperaban su condición de este mundo al contexto: Extremadamente solitarios y aislados, pero provistos de maletas y otros objetos de viajero, compartían sin embargo una huida, un extraño exilio. En “La Novia”, de la Capella de Sant Nicolau de Girona, se acentuó la desconexión y la soledad de los personajes, a pesar de que el contexto no podía ser más social ni más gregario. En esta instalación encontramos el germen de la actual, donde se ha llegado a la desconexión lógica total.
Como en aquel corto, Tango de Zbgniev Rbzinsky los personajes, más que estar en el espacio tiempo, son como si dijésemos, sus “usuarios”. Sin cruzarse nunca, sin chocar, en un entorno ya sin historias que origina esa gran extrañeza que sentimos y también esa gran complicidad con su melancolía.
Con este trabajo Hélène Yousse cierra, a mi juicio, una etapa creativa, dando muestras de una admirable madurez.
Clara Gari, Directora de la Nave Coclea.
heleneyousse.comv



